Sonreía, ver su rostro era lo que más deseaba,
sentada en una papelera de piedra con un bote de coca-cola en la mano,
el autobús se retrasaba, ella seguía esperando, nunca antes le había visto
pero confiaba ciegamente en él. Sus nervios aumentaban cada vez que paraba algún autobús, pero solo salían críos que probablemente iban a alguna clase de competición de skate,
él no estaba, eran casi y cuarto cuando vio el único autobús en el que no venia niños, allí le vio, comenzó a ponerse nerviosa, se levanto de la papelera y se acercó a él bajando la cabeza para que el flequillo tapara su cara sonrojada. Al llegar a su lado él la saludo, ella sonrojada y con dificultad consiguió hablarle.
Se abrazaron y el tiempo se paró, los nervios se fueron, ella volvía a ser feliz, él se sintió afortunado
de tenerla entre sus brazos.
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